19 diciembre 2008

Libertad y Pago-Pago

Hace mucho que no escribía en el blog. Sigo con mis viajes alrededor del mundo, visitando lugares exóticos e inaccesibles adonde Internet todavía no ha llegado. Los últimos meses los he pasado en las Islas Necesarias, un conjunto de archipiélagos poco conocidos en el Atlántico Sur. Reciben su nombre de la tradición local, según la cual el dios Nala-Turi puso estas islas en el mundo para que este pudiera funcionar. Según la tradición, el día que el dios retire estas islas del mundo, este "se parará".

pantallazo azul de la muerte

Las Islas Necesarias son, en realidad, un conglomerado de regiones; de las cuales, las dos más importantes son la Isla de Pago-Pago y la Isla de la Libertad. Ambas reciben sus nombres respectivamente de la mayor de las islas de cada una. Isla de Pago-Pago es de colonización norteamericana, mientras que Isla de la Libertad es de colonización europea (de una amalgama de europeos: finlandeses, franceses, alemanes...). Aunque lógica, no deja de resultar llamativamente curiosa la influencia que las distintas colonizaciones han tenido sobre las costumbres locales de las distintas islas. Algunas saltan a la vista nada más llegar. En la Isla de la Libertad, por ejemplo, nos encontramos distintas "tribus urbanas": torbalinos, mandracos, susos... A primer golpe de vista parece que haya "mucha tribu" y que todas sean muy distintas. Sin embargo, al poco de conocerlos te vas dando cuenta de que todas viven en armonía unas con otras bajo una filosofía común y que no son tan distintas como parecen.

Las tribus de la Libertad

Un poco todo lo contrario pasa en Pago-Pago. Allí parece que todos sean de una misma tribu, por que en su aspecto no difieren mucho unos de otros. Sin embargo, en Pago-Pago hay un complicado sistema de castas que los divide en jomes, bisnis, trabajadores, sirvientes... Los miembros de las distintas castas tienen distintos permisos y privilegios, y eso tiene una importancia trascendental en casi cualquier aspecto de la vida cotidiana: mientras que en la Isla de la Libertad todos pueden hacer todo, en Pago-Pago algunos pueden hacer muy poco y otros no mucho. Además, el Gobierno de Pago-Pago está continuamente legislando sobre actividades, privilegios y permisos, y concediendo estos solamente a nuevas castas, lo que en la práctica se traduce en una rápida "degradación" de las castas existentes.

Castas

Para ilustrar lo distintas que pueden llegar a ser una y otra cultura, voy a explicaros cómo funciona en ambas islas algo tan corriente como es el tema de la comida.

En la Isla de Pago-Pago, cuando tienes hambre, acudes a un Pay-Pay, que son los lugares donde comen los lugareños. (Sí, suena como un abanico pero el significado es bien distinto). Para comer en un Pay-Pay debes pagar por entrar. A la entrada, te dan un folleto con un texto enorme donde te explican tus derechos y obligaciones en el local. Nadie se lo lee. Yo no me lo leí entero. Por lo visto, te dicen que lo que has pagado solo te da derecho al uso del local, que la comida y la bebida y otras cosas van aparte, que el dueño puede echarte cuando quiera, que no se admiten reclamaciones (el local es "as is"), que la entrada es personal e intransferible, y que bla, bla, bla. ¡Los típicos rollos legales sin importancia!

Licencia de uso

Una vez dentro del Pay-Pay, te encuentras con que tienes sillas y mesas, platos y cubiertos con los que comer, pero de comida y bebida solo tienes pan y agua. Si quieres vino, debes salir fuera, comprarlo y traértelo. Si quieres carne, una ensalada, fruta, pescado, postre... debes salir fuera, comprarlo y traértelo. Si quieres leer el periódico mientras desayunas, debes salir fuera, comprarlo y traértelo. La situación es algo chocante, si comparamos con los restaurantes a los que los europeos estamos habituados. He de reconocer que, quizás por pereza, me resultaba algo incómodo lo de tener que traerme de fuera (casi) todo lo que quisiera comer o beber porque allí no había (casi) de nada.

Pan y agua

Pero esto ha provocado el nacimiento de una floreciente industria mercantil entorno a los Pay-Pay y ha generado enormes riquezas para la isla, según afirma Gily-Beytz, dueño de los Pay-Pay y de buena parte de las más importantes de estas tiendas de los alrededores.

Gily Beitz

Gily ha llegado a ser, gracias a los Pay-Pays, el hombre más rico de todo el archipiélago; pero a costa de grandes sufrimientos y preocupaciones. Un grave problema para Gily es que en la isla hay solamente un policía, y el pobre hombre hace lo que puede pero llega a lo que llega. Conscientes de esto, los lugareños se acostumbraron a colarse en los Pay-Pay sin pagar la entrada, muchas veces con comida igualmente robada de las tiendas de alrededor. Para minimizar este problema, Gily ha contratado a un par de inspectores privados que, mediante denuncias, han inhibido a los grandes grupos de la picaresca, pero tampoco llegan a controlar a los lugareños uno a uno. También ha implantado otros mecanismos de control, como la obligación de mantener a la vista el tiquet de entrada (con holograma) durante todo el tiempo que el cliente permanezca en el local. Estas medidas no han probado todavía ser 100% efectivas, pero sigue en ello... intentando ampliarlas y "mejorarlas"... hasta donde pueda...

Extremadamente lamentable

El otro gran problema no lo tiene Gily con los lugareños sino con los otros comerciantes. En un intento desesperado por intentar resultar más competitivos, muchos de ellos han comenzado a regalar sus principales artículos, buscando hacer negocio con otros productos u otros servicios y poder seguir luchando por su cuota de mercado. Ya puedes encontrar muchas tiendas donde puedes conseguir comida gratis que poder llevarte al Pay-Pay. Los lugareños han recibido con satisfacción esta iniciativa, pues así pueden conseguir gratis productos que de otro modo tendrían que pagar. Para luchar contra esta situación, Gily está tratando de que el Gobierno de Pago-Pago permita por ley la privatización de la selva, los campos y los arroyos. Consciente de que solo él tendrá el dinero necesario para comprarlos, podría de este modo impedir a cualquier otro lugareño o comerciante de la isla obtener gratis (con su propio trabajo y su propio esfuerzo), como siempre se ha podido, frutos, verduras, pienso para el ganado, caza, agua... Y, de este modo, todo aquel que quiera comer o beber en Pago-Pago, tendra que pasar por la caja del señor Gily, ya sea directa o indirectamente. Gily cuenta a su favor con la pasividad de los pagopagueños que, acostumbrados a que les pongan la comida en el plato, pasan de estas movidas inteligentemente confiados en que mientras puedan pagar no tendrán que matarse la cabeza. Como veis, la situación en Pago-Pago es muy entretenida, aunque el futuro es algo incierto.

En la Isla de la Libertad las cosas son bien distintas. Aquí se come en unos lugares llamados Repos. Cuando entras por primera vez en un Repos, después de haber comido en los Pay-Pays, los ojos se te iluminan con la cantidad y variedad de lo que ahí hay. Tienes que ser muy sibarita o muy glotón para que lo que hay en un Repos no te satisfaga, tanto en cantidad como en calidad.

Cantidad y Calidad en Libertad

Y no solo en cuestión de comida: si quieres leer un periódico o escuchar música o lo que sea... probablemente encuentres algo que te guste. Y si no ves lo que andas buscando, siempre puedes preguntarle al camarero. En un Repos, para llamar al camarero utilizas el nombre genérico "Hapeté", que significa "el que gobierna la comida". Como ves, un hapeté es algo más que un simple camarero. En Pago-Pago -no lo he contado antes- había dos tipos de camareros: los Efunos y los Emeseis. Los efunos eran los encargados de atenderte y de responder a tus preguntas, pero su eficiencia y profesionalidad solía dejar algo que desear. Una conversación típica entre un cliente (C) y un efuno (E) podría ser esta:
C- Hola, eeeh...
E- Buenos días, bienvenido a nuestro Pay-Pay Supertragaldabas. Supertragaldabas es un Pay-Pay de ensueño. En Supertragaldabas usted encontrará el mayor surtido en alimentación de calidad superior a unos precios irrepetibles. Usted va a vivir en Supertragaldabas una experiencia insuperable que deseará no olvidar jamás. Dígame, ¿en qué puedo ayudarle?
C- ¿Tenéis menú?
E- No sé lo que es menú: sé lo que es menos, mesa y mesón, pero no menú.
C- ¿Qué hay de comer?
E- Hola, ¿qué hay? Bienvenido a nuestro Pay-Pay Supertragaldabas. Supertragaldabas es un Pay-Pay de ensueño. En Supertragaldabas usted encontrará el mayor surtido en alimentación de calidad superior a unos precios irrepetibles. Usted va a vivir en Supertragaldabas una experiencia insuperable que deseará no olvidar jamás. Dígame, ¿en qué puedo ayudarle?
C- ¿CO-MI-DA?
E- La comida es lo que se come. Si desea saber más sobre la comida, pregunte al efuno de Supertragaldabas por comida. Él le ayudará a vivir en Supertragaldabas una experiencia insuperable que usted deseará no olvidar jamás.
C- QUE-QUÉ-HAY-DE-CO-MI-DA.
E- La comida es lo que se come. Si desea saber más sobre la comida, pregunte al efuno de Supertragaldabas por comida. Si desea conocer nuestro menú, pregunte al efuno de Supertragaldabas por el menú.

Aquí uno se empieza ya a desesperar, tanto por ver que el que se suponía que te tenía que ayudar (está claro que) no te va a ayudar mucho, como por ver que el efuno emplea términos que según él no conoce. La cuestión es que vas aprendiendo que tienes que ir buscándote la vida por tus propios medios, e ignorar a los efunos yendo directamente a los emeseis. Los emeseis son los encargados del servicio: te ponen la comida en el plato y te la quitan cuando has acabado.

Llegados a este punto, una experiencia típica puede ser esta:
Llega la hora de la comida. Tienes hambre. Lo primero, conseguirte algo bueno para comer. Te vas a una tienda. Con las dificultades típicas del extranjero en tierras extrañas, te haces con un plato de comida regional, del que solo llegas a saber que se llama "Beneida a la pinesa" y que es carne guisada, que era lo que tú querías. Te vas con él al Pay-Pay. Una vez dentro, al efuno ni lo miras: directamente llamas al emesei. Al emesei solo le puedes decir dos cosas: "ponme" y "quítame". Estos tipos tienen poca conversación, y cuanta menos tengan, mejor. Habitualmente te preguntan cómo lo quieres. Lo mejor es que les digas que "lo típico" o que "con todo". La cosita puede ponerse incómoda si el emesei te empieza a preguntar que si quieres tenedor o palillos, que si quieres plato llano, plato hondo, cuenco... que si quieres esto así o asá, aquí o acá... Pero la peor de las pesadillas aparece cuando te pregunta: ¿Quiere que le ponga los chufrillos? Y, claro, tú no tenías ni idea de que la "Beneida a la pinesa" llevaba chufrillos: tú a lo más que llegaste fue a saber que eso era un plato de carne guisada. Tú no tienes ni idea de lo que son los chufrillos, ni a qué saben, ni si serán o no comestibles. Y, ¿quién está ahí para resolver tus dudas? ¡Efectivamente, el efuno! Llamas al efuno y la experiencia inolvidable se resume así:
Pregunta del cliente al efuno - Hola, que no sé qué me está preguntando el emesei...
Respuesta del efuno al cliente - El emesei le está preguntando que si le pone los chufrillos.

Comparado con efunos y emeseis, un hapeté es el no-va-más de la eficiencia. La experiencia en un Repos entre un cliente (C) y un hapeté (A) puede ser como la siguiente:
C - Hola, hapeté, ¿qué tienes con champiñones?
A - Pues tenemos champiñones al ajillo, ensalada de champiñones, sopa de champiñones, champiñones a la plancha, ensalada de espinacas con champiñones, ternera asada con champiñones, salmón con almejas y champiñones, salsa de tomate con champiñones, paté de champiñones, canelones de pollo con champiñones, estofado de rape con champiñones, salsa de champiñones, pollo con champiñones, pollo al vino con champiñones, lasaña de pollo y champiñón, revuelto de champiñones y langostinos, champiñones rellenos, tostadas de foie sobre pan esponjoso de champiñón y palomitas de maíz, ensalada londres, arroz con verduras, champiñones con jamón, menestra de verduras...
(Junto al nombre de cada plato, el hapeté da una breve explicación del mismo que omito por brevedad.)
C - ¡Para, para, para...! A ver, hapeté, ¿qué tienes de carne con champiñones?
A - Pues tenemos ternera asada con champiñones, pollo al whisky chus, brochetas de cerdo, pollo al vino con champiñones, picantones del bosque, pollo a la cerveza, carne con natas...
C - ¡Para, para, para...! Muy bien, hapeté, tráeme esa ternera asada con champiñones, a ver cómo está...

A continuación, el hapeté se retira y en unos momentos tú tienes sobre la mesa tu pedido. Resultado: te has ahorrado el tener que buscarte la vida yéndote de tiendas a comprar comida muchas veces desconocida de procedencia muchas veces desconocida, y te has ahorrado pagar la entrada a un "restaurante" que tal vez no te hubiese gustado y donde hubieses tenido que comer de todos modos (porque ya habías pagado); es decir, te has ahorrado tiempo, esfuerzo y dinero.

Yo, desde que conocí esto de los repos y los hapetés, ya no he querido saber más de efunos, ni de emeseis ni de la madre que los ... No obstante, la mayoría de los turistas se mantienen fieles a Pago-Pago y a los Pay-Pays porque:
a) Se resisten al cambio (otra isla, otro idioma, otras costumbres...).
b) En los repos no encontrarían ciertos vinos exclusivos que solo se encuentran en los pay-pays.

Esto último me hace bastante gracia, porque lo mismo podría decirse de los vinos exclusivos que solo se encuentran en los repos y no en los pay-pays, y sobre todo porque la mayoría de esos que no quieren tomar sino esos exclusivos y carísimos vinos... ¡los mezclan con grandes cantidades de gaseosa!

Además, hay otra gran razón por la que Pago-Pago acapara más del 95% del turismo a las islas: los tour operadores solo venden paquetes a Pago-Pago. No vayas a tu agencia de viajes pidiendo ir a Libertad, porque te van a decir que no puedes y que a donde puedes ir es a Pago-Pago. Así que si eres un turista conformado, acabarás en Pago-Pago y te perderás la Libertad (lo que sería una pena, te lo digo yo, que he estado allí).

Pero yo estoy determinado a volver allí. Quiero ir con mi sobrino y que conozca las islas. Durante muchos años, solo se podía ir a la Isla de la Libertad volando a Pago-Pago y, de ahí, tomando otro vuelo o un barco a Libertad. O eso, o eras un auténtico aventurero e ibas por tus propios medios (o bien tenías un buen amigo aventurero que te llevara). Ahora, producto de una incipiente demanda, empieza a haber ya unas pocas agencias de viajes que venden vuelos directos a Libertad (Dellicatessen Tryps, por ejemplo). Además, incluso los viajes "de aventura" han dejado de ser coto reservado para intrépidos aventureros, y están al alcance de casi cualquiera, por ser las rutas ya bien conocidas.

Sea como sea, a donde llevaré a mi sobrino es a Isla de la Libertad, y no a Pago-Pago. Mi sobrino es alérgico a una proteína de la leche, así que no puede tomar nada de leche ni guisado con leche. En Pago-Pago, los cocineros son reticentes a hablar de sus recetas: las recetas son suyas y de nadie más. Las recetas públicas escasean, las cocinas son inaccesibles, y tienes que ir siempre preguntando lo que llevan o no llevan los platos, y confiando ciegamente en las respuestas que te quieran dar. En la Isla de la Libertad, sin embargo, las recetas son públicas y las cocinas están a la vista. Antes de tomar cada plato, puedes leer con todo detalle los ingredientes que llevan y la forma en que han sido cocinados; y puedes ver cómo en las cocinas siguen fielmente las recetas. Esta seguridad de que mi sobrino allí no tendrá ningún problema, no tiene precio. Paradójicamente, resulta que en Libertad te gastas mucho mucho mucho menos dinero que en Pago-Pago.