19 diciembre 2008

Libertad y Pago-Pago

Hace mucho que no escribía en el blog. Sigo con mis viajes alrededor del mundo, visitando lugares exóticos e inaccesibles adonde Internet todavía no ha llegado. Los últimos meses los he pasado en las Islas Necesarias, un conjunto de archipiélagos poco conocidos en el Atlántico Sur. Reciben su nombre de la tradición local, según la cual el dios Nala-Turi puso estas islas en el mundo para que este pudiera funcionar. Según la tradición, el día que el dios retire estas islas del mundo, este "se parará".

pantallazo azul de la muerte

Las Islas Necesarias son, en realidad, un conglomerado de regiones; de las cuales, las dos más importantes son la Isla de Pago-Pago y la Isla de la Libertad. Ambas reciben sus nombres respectivamente de la mayor de las islas de cada una. Isla de Pago-Pago es de colonización norteamericana, mientras que Isla de la Libertad es de colonización europea (de una amalgama de europeos: finlandeses, franceses, alemanes...). Aunque lógica, no deja de resultar llamativamente curiosa la influencia que las distintas colonizaciones han tenido sobre las costumbres locales de las distintas islas. Algunas saltan a la vista nada más llegar. En la Isla de la Libertad, por ejemplo, nos encontramos distintas "tribus urbanas": torbalinos, mandracos, susos... A primer golpe de vista parece que haya "mucha tribu" y que todas sean muy distintas. Sin embargo, al poco de conocerlos te vas dando cuenta de que todas viven en armonía unas con otras bajo una filosofía común y que no son tan distintas como parecen.

Las tribus de la Libertad

Un poco todo lo contrario pasa en Pago-Pago. Allí parece que todos sean de una misma tribu, por que en su aspecto no difieren mucho unos de otros. Sin embargo, en Pago-Pago hay un complicado sistema de castas que los divide en jomes, bisnis, trabajadores, sirvientes... Los miembros de las distintas castas tienen distintos permisos y privilegios, y eso tiene una importancia trascendental en casi cualquier aspecto de la vida cotidiana: mientras que en la Isla de la Libertad todos pueden hacer todo, en Pago-Pago algunos pueden hacer muy poco y otros no mucho. Además, el Gobierno de Pago-Pago está continuamente legislando sobre actividades, privilegios y permisos, y concediendo estos solamente a nuevas castas, lo que en la práctica se traduce en una rápida "degradación" de las castas existentes.

Castas

Para ilustrar lo distintas que pueden llegar a ser una y otra cultura, voy a explicaros cómo funciona en ambas islas algo tan corriente como es el tema de la comida.

En la Isla de Pago-Pago, cuando tienes hambre, acudes a un Pay-Pay, que son los lugares donde comen los lugareños. (Sí, suena como un abanico pero el significado es bien distinto). Para comer en un Pay-Pay debes pagar por entrar. A la entrada, te dan un folleto con un texto enorme donde te explican tus derechos y obligaciones en el local. Nadie se lo lee. Yo no me lo leí entero. Por lo visto, te dicen que lo que has pagado solo te da derecho al uso del local, que la comida y la bebida y otras cosas van aparte, que el dueño puede echarte cuando quiera, que no se admiten reclamaciones (el local es "as is"), que la entrada es personal e intransferible, y que bla, bla, bla. ¡Los típicos rollos legales sin importancia!

Licencia de uso

Una vez dentro del Pay-Pay, te encuentras con que tienes sillas y mesas, platos y cubiertos con los que comer, pero de comida y bebida solo tienes pan y agua. Si quieres vino, debes salir fuera, comprarlo y traértelo. Si quieres carne, una ensalada, fruta, pescado, postre... debes salir fuera, comprarlo y traértelo. Si quieres leer el periódico mientras desayunas, debes salir fuera, comprarlo y traértelo. La situación es algo chocante, si comparamos con los restaurantes a los que los europeos estamos habituados. He de reconocer que, quizás por pereza, me resultaba algo incómodo lo de tener que traerme de fuera (casi) todo lo que quisiera comer o beber porque allí no había (casi) de nada.

Pan y agua

Pero esto ha provocado el nacimiento de una floreciente industria mercantil entorno a los Pay-Pay y ha generado enormes riquezas para la isla, según afirma Gily-Beytz, dueño de los Pay-Pay y de buena parte de las más importantes de estas tiendas de los alrededores.

Gily Beitz

Gily ha llegado a ser, gracias a los Pay-Pays, el hombre más rico de todo el archipiélago; pero a costa de grandes sufrimientos y preocupaciones. Un grave problema para Gily es que en la isla hay solamente un policía, y el pobre hombre hace lo que puede pero llega a lo que llega. Conscientes de esto, los lugareños se acostumbraron a colarse en los Pay-Pay sin pagar la entrada, muchas veces con comida igualmente robada de las tiendas de alrededor. Para minimizar este problema, Gily ha contratado a un par de inspectores privados que, mediante denuncias, han inhibido a los grandes grupos de la picaresca, pero tampoco llegan a controlar a los lugareños uno a uno. También ha implantado otros mecanismos de control, como la obligación de mantener a la vista el tiquet de entrada (con holograma) durante todo el tiempo que el cliente permanezca en el local. Estas medidas no han probado todavía ser 100% efectivas, pero sigue en ello... intentando ampliarlas y "mejorarlas"... hasta donde pueda...

Extremadamente lamentable

El otro gran problema no lo tiene Gily con los lugareños sino con los otros comerciantes. En un intento desesperado por intentar resultar más competitivos, muchos de ellos han comenzado a regalar sus principales artículos, buscando hacer negocio con otros productos u otros servicios y poder seguir luchando por su cuota de mercado. Ya puedes encontrar muchas tiendas donde puedes conseguir comida gratis que poder llevarte al Pay-Pay. Los lugareños han recibido con satisfacción esta iniciativa, pues así pueden conseguir gratis productos que de otro modo tendrían que pagar. Para luchar contra esta situación, Gily está tratando de que el Gobierno de Pago-Pago permita por ley la privatización de la selva, los campos y los arroyos. Consciente de que solo él tendrá el dinero necesario para comprarlos, podría de este modo impedir a cualquier otro lugareño o comerciante de la isla obtener gratis (con su propio trabajo y su propio esfuerzo), como siempre se ha podido, frutos, verduras, pienso para el ganado, caza, agua... Y, de este modo, todo aquel que quiera comer o beber en Pago-Pago, tendra que pasar por la caja del señor Gily, ya sea directa o indirectamente. Gily cuenta a su favor con la pasividad de los pagopagueños que, acostumbrados a que les pongan la comida en el plato, pasan de estas movidas inteligentemente confiados en que mientras puedan pagar no tendrán que matarse la cabeza. Como veis, la situación en Pago-Pago es muy entretenida, aunque el futuro es algo incierto.

En la Isla de la Libertad las cosas son bien distintas. Aquí se come en unos lugares llamados Repos. Cuando entras por primera vez en un Repos, después de haber comido en los Pay-Pays, los ojos se te iluminan con la cantidad y variedad de lo que ahí hay. Tienes que ser muy sibarita o muy glotón para que lo que hay en un Repos no te satisfaga, tanto en cantidad como en calidad.

Cantidad y Calidad en Libertad

Y no solo en cuestión de comida: si quieres leer un periódico o escuchar música o lo que sea... probablemente encuentres algo que te guste. Y si no ves lo que andas buscando, siempre puedes preguntarle al camarero. En un Repos, para llamar al camarero utilizas el nombre genérico "Hapeté", que significa "el que gobierna la comida". Como ves, un hapeté es algo más que un simple camarero. En Pago-Pago -no lo he contado antes- había dos tipos de camareros: los Efunos y los Emeseis. Los efunos eran los encargados de atenderte y de responder a tus preguntas, pero su eficiencia y profesionalidad solía dejar algo que desear. Una conversación típica entre un cliente (C) y un efuno (E) podría ser esta:
C- Hola, eeeh...
E- Buenos días, bienvenido a nuestro Pay-Pay Supertragaldabas. Supertragaldabas es un Pay-Pay de ensueño. En Supertragaldabas usted encontrará el mayor surtido en alimentación de calidad superior a unos precios irrepetibles. Usted va a vivir en Supertragaldabas una experiencia insuperable que deseará no olvidar jamás. Dígame, ¿en qué puedo ayudarle?
C- ¿Tenéis menú?
E- No sé lo que es menú: sé lo que es menos, mesa y mesón, pero no menú.
C- ¿Qué hay de comer?
E- Hola, ¿qué hay? Bienvenido a nuestro Pay-Pay Supertragaldabas. Supertragaldabas es un Pay-Pay de ensueño. En Supertragaldabas usted encontrará el mayor surtido en alimentación de calidad superior a unos precios irrepetibles. Usted va a vivir en Supertragaldabas una experiencia insuperable que deseará no olvidar jamás. Dígame, ¿en qué puedo ayudarle?
C- ¿CO-MI-DA?
E- La comida es lo que se come. Si desea saber más sobre la comida, pregunte al efuno de Supertragaldabas por comida. Él le ayudará a vivir en Supertragaldabas una experiencia insuperable que usted deseará no olvidar jamás.
C- QUE-QUÉ-HAY-DE-CO-MI-DA.
E- La comida es lo que se come. Si desea saber más sobre la comida, pregunte al efuno de Supertragaldabas por comida. Si desea conocer nuestro menú, pregunte al efuno de Supertragaldabas por el menú.

Aquí uno se empieza ya a desesperar, tanto por ver que el que se suponía que te tenía que ayudar (está claro que) no te va a ayudar mucho, como por ver que el efuno emplea términos que según él no conoce. La cuestión es que vas aprendiendo que tienes que ir buscándote la vida por tus propios medios, e ignorar a los efunos yendo directamente a los emeseis. Los emeseis son los encargados del servicio: te ponen la comida en el plato y te la quitan cuando has acabado.

Llegados a este punto, una experiencia típica puede ser esta:
Llega la hora de la comida. Tienes hambre. Lo primero, conseguirte algo bueno para comer. Te vas a una tienda. Con las dificultades típicas del extranjero en tierras extrañas, te haces con un plato de comida regional, del que solo llegas a saber que se llama "Beneida a la pinesa" y que es carne guisada, que era lo que tú querías. Te vas con él al Pay-Pay. Una vez dentro, al efuno ni lo miras: directamente llamas al emesei. Al emesei solo le puedes decir dos cosas: "ponme" y "quítame". Estos tipos tienen poca conversación, y cuanta menos tengan, mejor. Habitualmente te preguntan cómo lo quieres. Lo mejor es que les digas que "lo típico" o que "con todo". La cosita puede ponerse incómoda si el emesei te empieza a preguntar que si quieres tenedor o palillos, que si quieres plato llano, plato hondo, cuenco... que si quieres esto así o asá, aquí o acá... Pero la peor de las pesadillas aparece cuando te pregunta: ¿Quiere que le ponga los chufrillos? Y, claro, tú no tenías ni idea de que la "Beneida a la pinesa" llevaba chufrillos: tú a lo más que llegaste fue a saber que eso era un plato de carne guisada. Tú no tienes ni idea de lo que son los chufrillos, ni a qué saben, ni si serán o no comestibles. Y, ¿quién está ahí para resolver tus dudas? ¡Efectivamente, el efuno! Llamas al efuno y la experiencia inolvidable se resume así:
Pregunta del cliente al efuno - Hola, que no sé qué me está preguntando el emesei...
Respuesta del efuno al cliente - El emesei le está preguntando que si le pone los chufrillos.

Comparado con efunos y emeseis, un hapeté es el no-va-más de la eficiencia. La experiencia en un Repos entre un cliente (C) y un hapeté (A) puede ser como la siguiente:
C - Hola, hapeté, ¿qué tienes con champiñones?
A - Pues tenemos champiñones al ajillo, ensalada de champiñones, sopa de champiñones, champiñones a la plancha, ensalada de espinacas con champiñones, ternera asada con champiñones, salmón con almejas y champiñones, salsa de tomate con champiñones, paté de champiñones, canelones de pollo con champiñones, estofado de rape con champiñones, salsa de champiñones, pollo con champiñones, pollo al vino con champiñones, lasaña de pollo y champiñón, revuelto de champiñones y langostinos, champiñones rellenos, tostadas de foie sobre pan esponjoso de champiñón y palomitas de maíz, ensalada londres, arroz con verduras, champiñones con jamón, menestra de verduras...
(Junto al nombre de cada plato, el hapeté da una breve explicación del mismo que omito por brevedad.)
C - ¡Para, para, para...! A ver, hapeté, ¿qué tienes de carne con champiñones?
A - Pues tenemos ternera asada con champiñones, pollo al whisky chus, brochetas de cerdo, pollo al vino con champiñones, picantones del bosque, pollo a la cerveza, carne con natas...
C - ¡Para, para, para...! Muy bien, hapeté, tráeme esa ternera asada con champiñones, a ver cómo está...

A continuación, el hapeté se retira y en unos momentos tú tienes sobre la mesa tu pedido. Resultado: te has ahorrado el tener que buscarte la vida yéndote de tiendas a comprar comida muchas veces desconocida de procedencia muchas veces desconocida, y te has ahorrado pagar la entrada a un "restaurante" que tal vez no te hubiese gustado y donde hubieses tenido que comer de todos modos (porque ya habías pagado); es decir, te has ahorrado tiempo, esfuerzo y dinero.

Yo, desde que conocí esto de los repos y los hapetés, ya no he querido saber más de efunos, ni de emeseis ni de la madre que los ... No obstante, la mayoría de los turistas se mantienen fieles a Pago-Pago y a los Pay-Pays porque:
a) Se resisten al cambio (otra isla, otro idioma, otras costumbres...).
b) En los repos no encontrarían ciertos vinos exclusivos que solo se encuentran en los pay-pays.

Esto último me hace bastante gracia, porque lo mismo podría decirse de los vinos exclusivos que solo se encuentran en los repos y no en los pay-pays, y sobre todo porque la mayoría de esos que no quieren tomar sino esos exclusivos y carísimos vinos... ¡los mezclan con grandes cantidades de gaseosa!

Además, hay otra gran razón por la que Pago-Pago acapara más del 95% del turismo a las islas: los tour operadores solo venden paquetes a Pago-Pago. No vayas a tu agencia de viajes pidiendo ir a Libertad, porque te van a decir que no puedes y que a donde puedes ir es a Pago-Pago. Así que si eres un turista conformado, acabarás en Pago-Pago y te perderás la Libertad (lo que sería una pena, te lo digo yo, que he estado allí).

Pero yo estoy determinado a volver allí. Quiero ir con mi sobrino y que conozca las islas. Durante muchos años, solo se podía ir a la Isla de la Libertad volando a Pago-Pago y, de ahí, tomando otro vuelo o un barco a Libertad. O eso, o eras un auténtico aventurero e ibas por tus propios medios (o bien tenías un buen amigo aventurero que te llevara). Ahora, producto de una incipiente demanda, empieza a haber ya unas pocas agencias de viajes que venden vuelos directos a Libertad (Dellicatessen Tryps, por ejemplo). Además, incluso los viajes "de aventura" han dejado de ser coto reservado para intrépidos aventureros, y están al alcance de casi cualquiera, por ser las rutas ya bien conocidas.

Sea como sea, a donde llevaré a mi sobrino es a Isla de la Libertad, y no a Pago-Pago. Mi sobrino es alérgico a una proteína de la leche, así que no puede tomar nada de leche ni guisado con leche. En Pago-Pago, los cocineros son reticentes a hablar de sus recetas: las recetas son suyas y de nadie más. Las recetas públicas escasean, las cocinas son inaccesibles, y tienes que ir siempre preguntando lo que llevan o no llevan los platos, y confiando ciegamente en las respuestas que te quieran dar. En la Isla de la Libertad, sin embargo, las recetas son públicas y las cocinas están a la vista. Antes de tomar cada plato, puedes leer con todo detalle los ingredientes que llevan y la forma en que han sido cocinados; y puedes ver cómo en las cocinas siguen fielmente las recetas. Esta seguridad de que mi sobrino allí no tendrá ningún problema, no tiene precio. Paradójicamente, resulta que en Libertad te gastas mucho mucho mucho menos dinero que en Pago-Pago.

13 mayo 2008

¿Qué es el software libre?

Últimamente me he dedicado a ir por ahí evangelizando a la peña con eso del software libre; y me he dado cuenta de que, cuando le hablas a una persona de "software libre", pueden darse tres casos:

  1. La persona sabe de lo que le estás hablando.
  2. La persona cree que sabe de lo que le estás hablando (pero lo cierto es que no tiene ni pajolera idea).
  3. La persona no sabe de lo que le estás hablando (y es consciente de ello).

Los del grupo A, de los que saben perfectamente qué es el software libre, tienen un aspecto como este:gatito geek durmiendo feliz con su ordenador(Foto de http://www.flickr.com/photos/nathonline/918128338/)

Si perteneces al grupo A, de las personas que saben qué es el software libre... ya puedes dejar de leer esto y ponerte a trabajar, porque estás perdiendo el tiempo miserablemente y alguien debería preocuparse por levantar el país y mantener altos los indicadores macroeconómicos.


Los del grupo B han oido hablar del "software libre", pero lo confunden con "software gratis"...
¡Aun no siendo angloparlantes! (En inglés "software libre" se dice "free software" y "software gratis" se dice "free software", con lo que la confusión está garantizada.)

En realidad, tampoco saben muy bien lo que es "software gratis" y consideran como tal todo aquel que pueden conseguir sin soltar un euro por él; por lo que es muy probable que, tras asegurarte que ellos saben muy bien qué es eso del "software libre", adornen su sapiencia con alguna tontería como que ya están acostumbradas a "liberar" software. Los del grupo B tienen aproximadamente este aspecto:
gatito piratilla(Foto de http://www.flickr.com/photos/tjflex/233557542/)


Los del grupo C se dividen a su vez en dos subtipos, atendiendo a su actitud frente a lo que no saben. Los del subtipo nilosenimimporta tienen la extraña creencia de que aprender es complicarse la vida, que desentendiéndose de los problemas estos desaparecen, y que el camino más directo hacia la felicidad es la ignorancia; y tienen aproximadamente este aspecto:
gatito de trapo(Foto de http://www.flickr.com/photos/immagina/160305794/)


Por el contrario, los del subtipo mnquinteresante están siempre abiertos a aprender cosas nuevas, y tienen un aspecto como este:
gatito leyendo(Foto de http://www.flickr.com/photos/animalvegetable/810104717/)

A ellos va dedicado, con todo el cariño, este post para explicar...


¿Porqué es importante saber qué es eso del software libre?


Francisco va a ir a la boda de un buen amigo. Necesita un traje nuevo, así que va a El Tajo Inglés y se compra un bonito traje pret-a-porter. Pero Francisco va mucho al gimnasio y ahora es bastante ancho de hombros, por lo que la chaqueta necesita algunos arreglos que le hará su tía Clara, que es una modista muy buena. Podría haberlo dejado en El Tajo Inglés para que se lo arreglaran, o incluso podía habérselo llevado al mismísimo Pierre Patron (el sastre que lo hizo), pero Francisco prefiere que los arreglos se los haga tía Clara. ¿Todo normal hasta aquí?

A Francisco le encanta el reloj de bolsillo que le regaló su mujer el año pasado. Así pues, también le pedirá a tía Clara que le haga un pequeño bolsillo interior, que el traje no tiene, en el que poder alojar su precioso reloj. ¿Todo normal hasta aquí?

Las cosas no están como para tirar el dinero, por lo que Francisco tiene previsto aprovechar bien el traje: lo usará para el trabajo. Más aún, tiene previsto usarlo también en próximas celebraciones y dejárselo a su hermano José, al que también le vale. ¿Todo normal hasta aquí?

Pasados dos meses, las condiciones laborales de Francisco cambian. En su nuevo trabajo ya no tendrá que ir de traje, por lo que no va a poder sacarle el partido que esperaba: decide que lo mejor será ponerlo a la venta y recuperar parte de su inversión. ¿Todo normal hasta aquí?


Pues bien, resulta que todo esto fue posible por que Francisco compró su traje en El Tajo Inglés, y por que El Tajo Inglés vende trajes libres.


Francisco compró su traje en El Tajo Inglés, pagando por su traje lo que El Tajo Inglés le pidió por él (fuese mucho, poco o nada); pero, una vez que fue suyo, Francisco pudo:

  • Adaptarlo
  • Modificarlo
  • Usarlo tantas veces como quiso para los fines que quiso
  • Compartirlo con quien quiso
  • Incluso revenderlo


Pero las cosas podrían haber sido bien distintas...


Paco va a ir a la boda de un buen amigo. Necesita un traje nuevo, así que va y se compra un hermoso Wedding de MicroSuit. MicroSuit es una multinacional norteamericana que fabrica trajes pret-a-porter para todo tipos de eventos: el Wedding es su traje más popular para bodas. Los trajes de MicroSuit no son libres y se venden "AS IS".

Como los trajes de MicroSuit no son libres, los trajes de MicroSuit no se pueden arreglar. Esto, lógicamente, se traduce en que a pocas personas les quedan como un guante: a unos les vienen un poco largos, a otros un poco cortos, a otros les hacen arrugas, a otros les aprieta la chaqueta, a otros... Pero esto no es realmente importante, porque todo el mundo usa trajes de MicroSuit y todo el mundo está acostumbrado a que todo el mundo lleve trajes más o menos iguales que sientan más o menos bien. Lo malo es que en el caso de Paco sería especialmente deseable poder hacer un pequeño arreglo en la americana: Paco tiene un brazo cinco centímetros más largo que el otro, y dos mangas de exactamente la misma longitud no ayudan a disimular este pequeño defecto. En cualquier caso, los problemas de Paco no son algo que le importe a MicroSuit ni al resto del mundo, así que Paco tendrá que pagar a MicroSuit lo que le pidan por el traje no libre, y ya se las apañará él como pueda para encoger su brazo largo y adaptarse a las hechuras del traje, que no se puede arreglar, adaptar ni modificar, por ser un traje no libre.

A Paco también le encanta el reloj de bolsillo que le regaló su mujer el año pasado. Le vendría bien un pequeño bolsillo interior, que el traje no tiene, en el que poder alojar su precioso reloj. Pero esta característica solo está disponible en los Wedding Pro, que cuestan mucho más. Las cosas no están como para tirar el dinero, por lo que Paco llevará el reloj en uno de los otros bolsillos, y así les saca mayor partido a los bolsillos, que su buen dinerito le han costado, ¡claro que sí! Además, gracias a esta acertada política comercial de MicroSuit, Paco se ahorrará el jaleo que suponen los arreglos y será feliz con su traje (que le sienta tan bien como a un santo dos pistolas). Pero es que usar un traje de MicroSuit es muy fácil: vas a la tienda, pagas, y sales con él puesto.

Paco, además, tendrá dos problemas si quiere amortizar su traje llevándolo para trabajar. El primero es que el tejido con el que están hechos los Wedding MicroSuit es incómodo y poco duradero. Para el trabajo, Paco debería haberse comprado un Business MicroSuit, mucho más caro pero confeccionado con mejores materiales y un diseño más apropiado para las actividades profesionales. El segundo es que el traje no es libre. Paco aceptó una licencia en el momento de su adquisición, según la cual Paco no es libre de usar el traje para otra cosa que no sea ir de boda. Por este mismo motivo, Paco tampoco es libre de dejarle el traje a su hermano Pepe para que este vaya de boda, ni mucho menos de venderlo como traje de segunda mano una vez que ya no lo vaya a usar nunca más.


En resumen:
Francisco usa un traje libre y conserva sus libertades: puede arreglarlo o modificarlo, puede usarlo para lo que quiera, como quiera y con lo que quiera, puede prestarlo o incluso revenderlo, puede... Francisco puede incluso llevarlo a un laboratorio para que analicen el tejido y comprobar si su composición es realmente la que el vendedor le dijo que era. Por el contrario, Paco usa un traje no libre, aceptando las correspondientes imposiciones: se le prohíbe arreglarlo, se le prohíbe modificarlo, se le prohíbe darle otros usos, se le prohíbe compartirlo... ¿Podrá Paco llevar su traje a analizar o deberá confiar ciegamente en la palabra del vendedor respecto a lo que el traje en realidad es?

Obsérvese que no hemos hablado de precios en ningún momento.


¿Porqué es importante que tú uses software libre o no?


Pues, sencillamente, por la moda. A todo el mundo le gusta ir a la moda. En torno al 95% de la población usa los trajes de MicroSuit. Cada vez que usas un traje de MicroSuit, contribuyes a que los que se los compran en El Tajo Inglés sean "los raros". Cada vez que usas un traje de MicroSuit, pones un poquito más difícil que alguien se pueda ganar honradamente la vida haciendo arreglos a los trajes. Cada vez que usas un traje de MicroSuit, estrechas un poquito más el cerco a las libertades de todos. Cada vez que usas un traje de MicroSuit, pones tu granito de arena para que poder arreglarte el traje sea lo que no es normal. Cada vez que usas un traje de MicroSuit, pones tu granito de arena para que poder saber cómo es realmente el traje que llevas puesto sea lo que no es normal. Cada vez que usas un traje de MicroSuit, pones tu granito de arena para que poder reutilizar o compartir el traje sea lo que no es normal. Cada vez que usas un traje de MicroSuit, un gatito muere.


¡No me mates!

Claro, que no todo es malo: Cada vez que compras un traje de MicroSuit, el dueño de MicroSuit se hace un poquito más rico. (Pero el dueño de MicroSuit es quien se come los corazones de los gatitos muertos.)


En cualquier caso, tanto si usas software libre o no, hay algo que no podrás negarme: "Paco es más corto que Francisco".

05 diciembre 2007

Agárralo (o no) cuando puedas

¿Eres de los que navegan por Internet bajo el lema "si está a mi alcance, es mío"? ¿Tienes que presentar un trabajo, un informe... y no tienes ganas de hacerlo? ¡No te preocupes! Al fin y al cabo, no queda nada por escribir que no se haya escrito ya. No tienes más que buscarlo por Internet, te lo bajas, le pones tu nombre y ¡ya está! Véase como ejemplo este reciente bochorno institucional.

Tu empresa necesita una página web. ¿Vas a ser tan tonto de contratar a un profesional que te la haga? No, por supuesto que no: Bájate el Dreamweaver pirata total, busca por Internet unas cuantas fotos bien chulas y cópiate el diseño de la web que más te guste. ¡Y ya está! Tu empresa ya tiene una página bien bonita y bien barata.

¿Por qué vas a preocuparte por los derechos de autor y esas zarandajas raras? Total, nunca pasa nada... (Hasta que pasa, claro.)

Ahora hablando en serio, para evitarte algún posible disgusto, lo mejor es que, de Internet, solo uses aquello que tengas permiso para usar: esto es, en principio, nada. ¿Nada? Bueno... tampoco... depende...

En principio, toda obra creada tiene copyright (o derechos de autor), por el mero hecho de haber sido creada, desde el mismo momento de su creación. Esto genera un marco muy halagüeño para comerciantes y mercaderes, pero no tanto para los que apostamos por la difusión de la cultura. De ahí que naciera el copyleft. Mientras que el copyright establece un marco legal restrictivo en el que tú no puedes hacer nada con una obra hasta que el autor (o el poseedor de los derechos) te dé permiso para ello, el copyleft establece un marco legal permisivo en el que el autor te da permiso para hacer con su obra ciertas cosas en ciertas condiciones (sin que tengas que pedir permiso ni pagar nada para ello).

¿En qué se traduce todo este rollo? Para verlo con un ejemplo, vete a PCSofía (si no estás ya). Fíjate en la columna de la derecha y ve hacia abajo, hasta casi el final, hasta el apartado "Condiciones de uso". Ahí podrás leer que el autor publica en este blog bajo una licencia Creative Commons by-nc-sa. Para saber lo que esto significa, pulsa en el enlace que allí aparece. Este te dirige a la página de la licencia by-nc-sa, en la que te explican que, con lo que este señor escribe, tú puedes (sin pedir permiso ni pagar nada por ello) hacer cualquier cosa salvo:

  • No dar crédito al autor de los contenidos.
  • Comercializar esta obra o sus derivadas.
  • Compartir esta obra o sus derivadas bajo una licencia diferente a esta.

Poder hacer esto es mucho más que no poder hacer nada, ¿no? Y siempre se puede pedir permiso, si se quiere hacer otras cosas... :-)

Ahora vamos a lo práctico. La noticia es que Google te permite realizar búsquedas sensibles a estos tipos de licencias; de modo que puedes especificar que solo quieres ver páginas que te permitan usar sus contenidos comercialmente, o... Para ello, tienes que ir a las opciones de Búsqueda avanzada y en "Derechos de uso" escoger la opción que más te interese.

Como ejemplo, compara los resultados de buscar en PCSofía mostrando los resultados que:

Por último, si te has quedado con ganas de saber un poco más sobre el apasionante mundo de las licencias y los derechos digitales, te recomendaré que (además de los enlaces que te he puesto en el post) te leas un pequeño libro titulado "ColorIURIS, Una aportación independiente a la cultura libre", que tienes en pdf aquí: www.coloriuris.net/blog/wp-content/uploads/2007/04/ci-el-libro.pdf. ColorIURIS es otro de esos sistemas de licencia "liberadores", pero el libro va mucho más allá de explicarte este sistema (al que, de hecho, solo dedica el final del libro). La mayor parte de este pequeño gran libro no es sino una amena introducción al mundo de los derechos digitales. De fácil lectura y constantemente salpicado de pequeñas historias y referencias que construyen una base cultural imprescindible en estos temas. De verdad, merece la pena que le eches un vistazo: Instructivo, ameno y libre, ¿qué más se puede pedir?

27 noviembre 2007

Cuida dónde la metes

Y me refiero a tu unidad USB, por que puedes pillar un bicho malo. Últimamente están muy de moda los virus que se propagan mediante unidades extraíbles, una de las cuales podría ser tu pendrive, tu disco duro externo, tu cámara digital...

El mecanismo de propagación es muy sencillo de comprender. Tú vas con tu USB y la conectas en un ordenador infectado. Este infecta tu USB. Tú entonces te vas con tu USB a un ordenador sano y la conectas a él. A partir de este momento, el ordenador que estaba sano ya no lo está, y comenzará a infectar todas las USBs que le conecten. Sencillo, ¿no? En realidad, lo único difícil de comprender en este proceso es la alegría y despreocupación con la que los dueños de las USBs las conectan a los ordenadores.

- Sí, pero yo tengo antivirus, y lo tengo actualizado, y lo mismo pasa en el trabajo, y... yo estoy a salvo, ¿verdad?
- Pues no, no lo estás.

Cada día surgen varios cientos de nuevos virus o variantes de los existentes. En el más o menos breve lapso de tiempo que pasa hasta que el fabricante del antivirus de turno se cosca, el virus crece y se multiplica a sus anchas. Esta es la razón por la que los antivirus deben actualizarse, esta es la razón por la que algunas infecciones de virus se convierten en epidemias, y esta es la razón por la que los más nuevos de los virus de este tipo le meterán un gol a tu antivirus y se colarán en tu USB en cuanto la conectes a un ordenador infectado.

- Entonces, ¿no hay nada que yo pueda hacer?
- Sí, pero todo pasa por saber un poquillo cómo funcionan estas cosas.

El mecanismo de reproducción de estos bichos es muy sencillo de comprender. Todo se basa en un archivo llamado 'autorun.inf' que encontrarás en el directorio raíz de tu unidad USB, si está infectada por uno de estos. ¡Ojo! Que lo veas no quiere decir que tengas un virus, ni que no lo veas quiere decir que no lo tengas. Tendrás que asegurarte. Sigue leyendo... :-)

El autorun.inf es el fichero que controla la bendita reproducción automática, ese mecanismo con el que Windows provee a sus (por lo visto, tontos) usuarios para que estos puedan disfrutar de los contenidos de un CD, un DVD o una USB sin tener que hacer "nada".
(Me temo que cualquiera que haya visto los suficientes usuarios en su estado salvaje sabrá por qué he entrecomillado el "nada".)
Para saber si tu autorun es de los amigos o de los enemigos, tendrás que abrirlo y mirar su contenido. Esto lo puedes hacer con el bloc de notas o con tu editor de textos favorito: es un archivo de texto. Este sería un buen momento para que le echases un vistazo al artículo de la Wikipedia que he enlazado antes, para que te familiarizases con la sintaxis que te vas a encontrar y puedas entenderla. En resumen, lo que contiene uno de estos ficheros maliciosos, es una línea que dice que se ejecute otro programa (puede ser más de uno), que es el virus. En los típicos troyanos que se transmiten de este modo, este programa será (típicamente) un archivo oculto en una carpeta oculta llamada RECYCLER (papelera de reciclaje), aunque no tiene por qué ser así. Si dudas de si este programa es o no es un virus, lo mejor será que lo compruebes con VirusTotal, esa fantástica utilidad de la que ya te hablé en el último artículo sobre los virus.

Si, por otra parte, no ves el autorun en tu unidad, lo que tienes que hacer es asegurarte que en realidad no lo tengas: puede que no esté allí o puede simplemente que Windows no te lo esté mostrando. Para ello, aquí tienes instrucciones de cómo mostrar las extensiones y ver todos los archivos, dos cosas que alguien decidió no hacer por defecto en Windows, para contribuir más eficazmente a la propagación del malware.

Por último, voy a recomendarte el mejor mecanismo de protección frente a estas amenazas que jamás he conocido. Lo tenía mi primera memoria flash: una Commodore de 128k. Era una diminuta pestañita en uno de sus lados que, del mismo modo que en los disquetes, impedía en una de sus dos posiciones la escritura en la unidad. Este es el mejor profiláctico que existe: una unidad que no se puede escribir, no se puede infectar. Por lo visto, los fabricantes han decidido que uno de cada mil usuarios preocupados por la seguridad de sus unidades son una cuota de mercado demasiado pequeña para preocuparse por poner la pestañita en sus dispositivos; así que hoy en día es muy difícil ya encontrarlas. De todos modos, si en tu próxima decisión de compra puedes tener este dato en cuenta, será bueno para ti y será bueno para todos.