23 enero 2007

Compartiendo la web con FireFox

Lo hago todos los días: llego a una web que me parece interesante, copio la URL de la barra de direcciones, la pego en un email y se lo mando a mi amiguete de turno diciéndole aquello de "mira esto". De este modo, él solo tiene que hacer un clic para ver lo que yo quiero enseñarle.

Pero de vez en cuando llego a sitios que no me lo ponen así de fácil. ¿Porqué? Para no entrar en tecnicismos, citaré un ejemplo.

Vete a la página de la RAE. Observa que la URL es http://www.rae.es/. Supongamos que queremos hacer una búsqueda en su diccionario. Para ello, debemos ir a él, pulsando en el primer enlace, llamado "Diccionario de la lengua española".


Ponte un 10 si tus dotes de observación son tan agudas como para haberte dado cuenta ya de que en este artículo he podido enlazar la página principal de la RAE, pero no he podido hacerlo al resultado de pulsar sobre ese enlace.

En estos momentos deberías tener en tu navegador la página web del Diccionario de la Lengua Española, donde podemos hacer las búsquedas que queríamos. Una página muy interesante que nos gustaría agregar a nuestros marcadores de favoritos o compartir con nuestros amigos y compañeros. Pero, ¿te has fijado en la URL? ¡Es la misma! Vuelve a ser: http://www.rae.es/

Así que, a primera vista, esto nos obliga a que sea esta dirección la que añadamos a nuestros favoritos o compartamos con nuestras amistades. En el primer caso, deberemos seguir la ruta de los clics cada vez que queramos llegar al diccionario. En el segundo caso, deberemos acompañar la URL del mail con detalladas instrucciones para que el amiguete de turno pueda encontrar fácilmente el destino al que le queramos guiar.

A continuación, os cuento causa y solución de estas gozosas experiencias con las que algunos webmasters han tenido a bien obsequiarnos.


Los Malos

La culpa de esto la tiene una técnica antediluviana de dividir una página web en trozos, generalmente con la sana intención de poner los controles de navegación (menús, botones o enlaces) en uno de ellos y los contenidos en el otro. Estos trozos suelen llamarse marcos en español o frames en la lengua madre de Nuestra Señora de la Red. Y, si bien esta técnica cumplió su papel en su día, hoy es solo aplicable en sitios primitivos; entre otras cosas por que son un dolor de muelas para sus visitantes, como hemos explicado en el ejemplo.

¿Cómo saber si estamos en un sitio de estos? Si eres un entendidillo de esos que se manejan con el HTML ya lo sabrás: se mira el código fuente y se busca la etiqueta <FRAME>. Si, por el contrario, eres de los que no leen más etiquetas que las de la ropa, no te quedará más remedio que observar las URLs que nunca cambian y recurrir al que puede ser tu gran amigo: ¡FireFox!


Los Buenos

Ya sabes que en esto de las actividades computesas cuentas con buenos amigos: Google, el botón derecho del ratón, FireFox... Concretamente estos dos últimos hacen una pareja estupenda cuando necesites salir del atolladero de los marcos. Cuando estés en una página con marcos, haz clic derecho sobre aquello que te interese: en el menú contextual podrás encontrar una opción desplegable llamada "Este marco ->". Al desplegarla encontrarás varias opciones que solucionarán tus problemas con los marcos.

De este modo, FireFox devolvió la paz a Internet, y los no evolucionados pudieron seguir usando sus marcos, y los visitantes pudieron usar sus páginas sin mayores dificultades, y todos fueron felices y comieron perdices.


¿Todos? Según mis estadísticas, 2/3 visitantes de este blog son felices manteniéndose fieles al navegador que les vino instalado con el sistema operativo. ¡Cosas de enamorados!

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