08 agosto 2007

13 consejos para la compra de un buen ordenador

  1. Semitorre. Nunca minitorre (con problemas para reparar o ampliar).
  2. AMD mejor que Intel.
  3. La tarjeta gráfica nunca en placa o share.
  4. Disco duro SATA2 (mínimo de 320 GB).
  5. Memoria DDR2 (mínimo de 1 GB).
  6. Lector de tarjetas de memoria.
  7. Regrabadora de DVD.
  8. Monitor TFT (mínimo de 17").
  9. Impresora HP multifunción (Epson no).
  10. Siempre clónico. Nunca de marca (o lo acabarás pagando).
  11. Siempre de tienda de informática especializada (nunca de grandes superficies donde el vendedor unos días vende ordenadores y otros calzoncillos o electrodomésticos).
  12. Siempre de tienda cercana o de rápida reparación (nunca de grandes tiendas sin servicio técnico propio o con retrasos de 15 días o más en caso de avería).
  13. No hay duros a cuatro pesetas.

Estos son los 13 consejos para la compra de un buen ordenador que se encuentran escritos por detrás en la tarjeta de una pequeña tienda de informática y que he copiado casi textualmente.

Y, claro, siendo como era que andaba yo en esas de comprarme un equipo, y viendo escritas en la tarjeta varias de esas cosas que llevas toda la vida recomendándoles a tus amiguetes, pues te acercas a la tiendecilla a mirar qué tienen. Y con lo primero que te encuentras es que esa pequeña lista de 13 consejos básicos (en la tarjeta no caben más) se amplían en el escaparate de la tienda a un listado de ¡cuatro folios! Cuatro folios de amena lectura con un montón de consejos auténticamente imprescindibles a la hora de comprarte un ordenador nuevo.

La lectura de tanto valioso y acertado consejo te deja la sensación de que aquí van a poder orientarte con criterio. Pero si a esto se le añade que un conocido tuyo ha traído su ordenador a reparar y no lo han recibido poniéndole en la cara un papel que dice "tantos euros por quitarle los tornillos y mirarlo, y luego lo que sea", sino que únicamente le cobraron la reparación; pues entonces la sensación que tienes ya es la de que este señor lleva su negocio con cordura y que entre sus prácticas comerciales habituales no se encuentra la de tocarle las narices a los señores clientes. ¡Y yo no soy tonto! Así que, lógicamente, he comprado aquí mi nuevo ordenador.


Ahora el tiempo será ya el que diga si el amigo me sale príncipe o me sale rana.