15 noviembre 2005

EXPLORER CONTRA EXPLORER

Cuando te dicen eso de "abre el explorer", uno nunca sabe si te están pidiendo que te metas en internet o si te van a pedir que busques un cierto archivo; así que unos pinchamos en la gran 'e' azul y otros en la carpetilla esa con la lupa. Luego nos dicen eso de "eseeee nooooo, el ooootro" y tú piensas lo que te piensas. Pero, ¿son tan distintos el uno del otro?

Hubo un tiempo en que sí eran distinta cosa. Por una parte, estaba el Windows Explorer, el de la carpetilla con la lupa, que era el que te venía con el sistema operativo. Por otra parte, estaba el Micro$oft Internet Explorer, el de la gran 'e' azul, que, cuando empezábamos a intentar entrar en aquella cosa llamada Internet, nos lo teníamos que conseguir e instalarlo en el ordenador.

Hoy las cosas han cambiado. Hoy en día (desde hace muchos años, en realidad) ambos comparten el mismo motor, y se puede afirmar que ambos son la misma herramienta pero con interfaces distintos. ¿No me crees? ¿Nunca te has fijado en las similitudes entre los menúes de ambas (favoritos...)? Prueba a escribir una dirección de internet en el Windows Explorer. Observa como puedes navegar tan ricamente, y observa los cambios que se han producido en las barras de menúes y de herramientas. Prueba a escribir una ruta a alguna de tus carpetas en el Internet Explorer. ¿Nos hemos convencido ya?

Así que, a partir de ahora, si alguien te dice lo de "eseeee nooooo, el ooootro", pues vas tú y le repites todo este rollo, ¿vale? O también le puedes decir aquello de "si hay que abrir el otro, se abre; pero abrir por abrir es tontería". Y tú, mientras, a trabajar con el que más te guste: a ver si alguien encuentra algo que puedas hacer con uno que no puedas hacer con el otro.

Hasta aquí en cuanto al punto de vista del usuario; pero para el sistema operativo son dos procesos distintos: el del Windows Explorer, llamado 'explorer', y el del Internet Explorer, llamado 'iexplore'. Los puedes ver sacando el administrador de tareas (Ctrl+Alt+Supr), y los puedes manejar como cualquier otro proceso; aunque el 'explorer' es un proceso bastante especial, claro. ¿Te ha ocurrido alguna vez que al arrancar el ordenador se te queda el escritorio más solitario que un petit suisse sin los otros cinco? Es decir, sin un iconillo ni medio, ni rastro alguno de sitio donde hacer clic o cosa alguna para poder operar con el ordenador. O bien sí que te aparecen los iconillos, pero el cursor del ratón se te queda con el típico reloj de arena, la barra de inicio está inaccesible, y no hay manera de que el sistema te responda. Es una situación bastante desagradable si no sabes qué hacer, la verdad. Esto ocurre cuando el 'explorer' se queda frito en pleno arranque. ¿Qué hacer? Afortunadamente tienes una solución muy sencilla que probablemente acabará con el problema:
1.- Abre el administrador de tareas (Ctrl+Alt+Supr).
2.- Acaba sin piedad con el 'explorer' (finalizar tarea).
3.- Rey muerto... Lánzalo otra vez desde el menú archivo, nueva tarea... (explorer).

Y ya está. Dicen las malas lenguas que el mismo mismo mismo truquillo sirve para no tener que reiniciar el ordenador tras las típicas instalaciones de programillas que te piden que lo reinicies. Dicen que si acabas de instalar exclusivamente software (¡no hardware!) basta con que hagas eso (matar y volver a lanzar el explorer) para ahorrarte el reinicio.

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