En la pantalla de mi ordenador está él: Google, el Gran Buscador. Frente a él, mirándole fijamente, estoy yo: una avezada máquina internáutica con cientos o miles o millones de horas de experiencia en computación, al que todo el mundo califica con un MH (de Muy Hacker). Tengo que buscarle el cuento a mi sobrinilla. Las búsquedas en Google no tienen secretos para mí, pero de cuentos ando más bien flojillo. Sé que el que busco se titulaba "Blancaleches y los nosecuantos enanitos". No recuerdo ni cuántos eran exactamente los malditos enanitos, ni cómo se llamaba exactamente la fulana (con perdón). ¿Qué haría un lego con estos datos? Buscaría "enanitos", que es el único término seguro que tenemos. A ver, a ver...
Resultado (¡compruébalo!): demasiados enanitos. Bien, pues aquí voy yo, el animal computés. Probemos con el nombre propio, que seguro que va mejor. ¿Qué hago cuando quiero encontrar en mi máquina un archivo cuyo nombre empieza por "Blanca" pero no sé cómo termina? ¡Busco "Blanca*"! Yastá, pues en Google será igual, di-go-yo. Así que probaré...
Resultado: ¡Uh, oh, pues el reyecito de las computadoras parece que ha caído patas arriba...!
Resulta que Google no soporta el "stemming", que es como llamamos los MH a la capacidad de usar un comodín en lugar de partes de un término en una búsqueda. ¿Estamos perdidos? ¿No nos queda otro remedio que sumergirnos en la vorágine de enanitos que nos ofrece la primera búsqueda?
Tachánnnnn, tachínnnnnn, pí-pí-pí (musiquilla de gran tensión in crescendo de las películas de miedo)
Que noooo, tranquiii... Google admite asteriscos como parte de una consulta; pero el significado que les atribuye no es el de parte de una palabra, sino el de una palabra completa. Es decir, que si buscamos "las * rojas", obtendremos todas las páginas que contengan "las cajas rojas", "las zapatillas rojas", "las moras rojas"...
Así, si sabemos que son "los nosecuantos enanitos", aun sin saber cuántos exactamente, podemos consultar:
De este modo tan sencillo, hemos refinado nuestra búsqueda, obteniendo unos resultados incomparablemente mejores que los de la primera consulta: entre los primeros resultados obtenemos las referencias a "Blancanieves y los siete enanitos" que andábamos buscando.
Prueba a aplicar esta técnica a nuestro viejo problema de "Entre nosedonde y Valdemoro":
¡Pinto! :)
¡Ah, y podemos tener varias palabras indeterminadas en la misma consulta! Es decir, podemos sustituir por un asterisco todas las palabras de las que dudemos en una frase "exacta". Así, si no recordamos exactamente qué era aquello que decía el griego aquel que no tenían destino, podemos buscar:
¡Los espíritus vulgares! Los espíritus vulgares no tienen destino, según Platón.
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